martes, 18 de agosto de 2020

LAS PALABRAS MÁGICAS

©Copyright Elizabeth Segoviano 2020

 Lectura recomendada para niños y niñas a partir de los 5 a 9 años

El gato del mago Karamazú se llama Nifá-nifú.

Es un gato rechoncho, esponjoso, curioso y juguetón.

Es un gato mimoso, meloso, manchado y mimado.

Se la pasa persiguiendo aves, persigue mariposas y juega a deshojar las rosas, luego estornuda ... ¡achú,achú, achú!

Nifá-nifú se estremece, se enoja. Luego sonríe y ronronea.

El gato se va sigiloso sobre sus patitas a espiar a su amo.

 

El sabio mago Karamazú se está alistando para salir.

Se pone su corbatín, se pone su gabardina azul, cepilla su sombrero, pule sus botas grandes, pesadas y rojas.

Toma su bola de cristal, toma su maletín, toma sus llaves que tintinean como un cascabel, acaricia al gatito y le dice: Nifá-nifú, pórtate bien mientras no estoy .

 

En cuanto el gato escucha que se cierra la puerta, va corriendo a la recámara del mago. Husmea por aquí, husmea por allá.

Recorre con sus ojitos curiosos detrás de los libros, entre los almohadones, recorre los sillones, se arrastra de panza debajo de la cama y ...  no ve nada.

Sólo hay frascos con extrañas pociones, algunas tienen brillos ¡otras huelen a ratones!

Nifá-nifú no come ratones, no le apetece comer animales bigotones.

Nifá-nifú sigue buscando.

Busca que te busca que rebusca y vuelve a buscar ¿en dónde podría estar lo que el minino quiere encontrar?

¡EUREKA, EUREKA! ¡ALELUYA, Y MIL VECES ALELUYA! ¡El mago ha dejado olvidada su varita!

El gato piensa que es hora de aparecer algo rico que llene su barriguita.

 

Nifá-nifú sacude la varita y grita: ¡dame una gran rebanada de pizza, dame un tazón de palomitas! 

¡Dame una nieve de melón, dame también un bombón! 

¡Dame varita una gran bola de lana, dame una gran empanada! 

¡Dame un osito de peluche, una manzana bien acaramelada y una araña de hule!.

  

La varita se ilumina, se sacude. Da un giro a la derecha y otro a la izquierda.

La varita flota sobre el gato que ansioso extiende los brazos, Nifú-nifá se relame los bigotes, ya casi puede saborear su excéntrico festín. 

Pero se asusta y corre al ver que le cae encima toda la comida.

Se le pega a la nariz la manzana acaramelada que se enreda con la bola de lana, y el osito que pidió queda cubierto con la nieve de melón.

 

¡Corre, corre gato comelón! ¡corre por toda la habitación!

Entonces se escucha una llave en la cerradura, por fin llega a casa el mago Karamazú, y ve el desastre que hizo Nifá-nifú.

El mago recoge su varita y dice:  por mis barbas risadas, por mi sombrero negro, te pido varita que por favor limpies este chiquero.

Y así de fácil, queda en orden la habitación. 

El mago aún no termina y le pide a la varita  una gran barra de jabón.

Gracias, muchas gracias varita, y ahora regresa a tu cajita.

 

Entonces toma el mago al pegajoso gato y le da un muy buen baño.

Le talla las orejas, le talla los bigotes, y la larga colita llena de caramelo y pelusitas.

Por fin el mago Karamazú deja bien limpio al travieso Nifá-nifú.

 

El gatito apenado se recuesta en su cojín acolchado.

Ya llega el mago con un tazón de palomitas y un gran vaso de refresco con todo y pajilla, y se sientan los dos a ver sus películas favoritas.


Nifá-nifú ya no toma la varita del mago, el gato aprendió su lección, ahora todo lo que quiere se lo pide al mago con voz gentil, sin olvidar las dos palabras mágicas que todo mundo debe pronunciar:  POR FAVOR y GRACIAS ¡es todo lo que hay que decir para poder tener un día más feliz! 





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